¿Qué son los Bad Bots?

Ilustración digital de estilo plano que representa a un joven enfrentándose a un robot amenazador, símbolo de los "BAD BOTS" en un escenario de ciberseguridad. El hombre está concentrado en su portátil, sosteniendo un escudo, mientras el robot de ojos brillantes le amenaza. Varios símbolos digitales, como señales de advertencia e iconos, destacan la amenaza en línea, todo ello sobre un fondo beige con el texto "BAD BOTS" en negrita.
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Puede que Internet se construyera para las personas, pero cada vez está más dominado por las máquinas. Según el informe 2025 Bad Bot Report, más de la mitad de todo el tráfico de Internet procede ahora de bots. Y lo que es aún más alarmante, 37% de este tráfico procede de agentes maliciosos que los utilizan no para la productividad o la indexación, sino para el fraude, la interrupción y la explotación. Estos resultados ponen de manifiesto una cruda realidad para las empresas en línea: Ya no son un problema periférico. Ocupan un lugar central en el panorama de la ciberseguridad y exigen una actuación inmediata e informada.



Para entender la amenaza, primero debemos definir qué es un bot. En esencia, un bot es un programa informático que realiza tareas automatizadas en Internet. Algunos son útiles, como los rastreadores de los motores de búsqueda. Googlebotindexan los sitios web para que los usuarios puedan encontrarlos en los resultados de las búsquedas. Los bots de atención al cliente pueden responder rápidamente a preguntas básicas. Sin embargo, no todos sirven para fines positivos.

Los bots maliciosos se programan específicamente para objetivos nefastos. Imitan las interacciones humanas, eluden los controles de acceso y explotan los servicios en línea. Sus actividades incluyen el robo de datos, la apropiación de cuentas, el fraude en los pagos y los ataques de denegación de servicio. Están diseñados para operar sin ser detectados, mezclándose con usuarios legítimos, y a menudo lo consiguen.


El año pasado marcó un punto de inflexión: el tráfico automatizado superó oficialmente al tráfico generado por humanos por primera vez en una década. Más del 51% de la actividad en Internet procede ahora de bots. Este espectacular aumento se debe en gran medida a los avances en inteligencia artificial y herramientas de automatización. Los grandes modelos lingüísticos y el software basado en IA han hecho que el desarrollo de bots sea más accesible, permitiendo incluso a los atacantes poco cualificados desplegar bots sofisticados.

La creciente accesibilidad de estas herramientas ha provocado un fuerte aumento de los ataques de bots simples. Aunque utilizan scripts básicos desde una única dirección IP y carecen de comportamiento humano, su volumen y frecuencia se han disparado. Al mismo tiempo, los bots más avanzados se han vuelto cada vez más evasivos, emulando el comportamiento humano con notable precisión, incluso imitando los movimientos del ratón y las entradas del teclado.


Uno de los aspectos más difíciles de la mitigación de bots modernos es detectar su presencia. Los bots más exitosos evitan la detección aparentando ser usuarios reales. Se hacen pasar por navegadores populares, en particular Chrome, que sigue siendo el más utilizado debido a su ubicuidad. Los sistemas de seguridad que confían automáticamente en los agentes de usuario comunes suelen ser engañados por esta técnica.

También utilizan proxies residenciales para ocultar su origen. Al dirigir su actividad a través de dispositivos de usuarios reales, parece que proceden de hogares normales. En 2024, más de una quinta parte del tráfico de bots maliciosos se envió a través de este tipo de proxies. Combinado con el uso de herramientas de privacidad como iCloud Private Relay y marcos de navegador sin cabeza mejorados con IA, se han vuelto extremadamente difíciles de distinguir de los visitantes reales.


¿Por qué los atacantes utilizan bots en primer lugar? Las motivaciones son diversas, pero todas convergen en un tema: el beneficio económico o estratégico a costa de usuarios y empresas legítimos. Los ataques de apropiación de cuentas se encuentran entre los más dañinos, ya que permiten a los atacantes utilizar credenciales robadas para acceder a los datos de los usuarios y realizar transacciones no autorizadas. Estos ataques han aumentado drásticamente, 40% más que el año anterior.

El "scraping" de datos es otro motivo frecuente. Escanean y extraen grandes volúmenes de datos sobre productos, precios o datos personales, a menudo para revenderlos o utilizarlos de forma competitiva. Los minoristas sufren las compras automatizadas durante el lanzamiento de productos, mientras que los sitios web de viajes ven cómo los bots manipulan la disponibilidad de tarifas o reservan asientos sin comprarlos. Otros objetivos de los ataques incluyen la explotación de sistemas de pago, el abuso de códigos promocionales o la realización de campañas de denegación de servicio que degradan el rendimiento del sitio web.


Aunque los bots maliciosos afectan a casi todos los sectores, algunas industrias han experimentado aumentos más acusados. En un cambio notable, el sector de los viajes superó al comercio minorista para convertirse en el vertical más atacado, representando ahora 27% de todo el tráfico de bots. Los sitios de viajes se enfrentan a riesgos únicos, como los bots que reservan billetes de avión o habitaciones de hotel sin intención de compra, impidiendo las reservas legítimas.

El comercio minorista, el segundo sector más afectado, sigue lidiando con bots que atacan lanzamientos de productos de gran demanda, cometen fraudes con tarjetas regalo o extraen datos de precios de la competencia. Los servicios financieros, las plataformas educativas y los proveedores de telecomunicaciones también son objetivos prioritarios, debido al valor de los datos que poseen y a las perturbaciones que pueden causar los bots.


A medida que se moderniza la infraestructura digital, las API se han convertido en un objetivo central de la actividad de los bots. Los ataques automatizados a las API pueden dar lugar a la extracción no autorizada de datos, la adquisición de cuentas o incluso el fraude transaccional, todo ello sin una interfaz de navegador tradicional. Dado que muchas empresas carecen de visibilidad del tráfico en la capa API, estos ataques suelen pasar desapercibidos. Por eso es vital ampliar las estrategias de protección contra bots más allá de su sitio web, protegiendo las API públicas y privadas con limitación de velocidad, comprobaciones de autenticación y detección de anomalías de comportamiento.


Una defensa eficaz empieza por comprender dónde y cómo se es vulnerable. Las empresas deben empezar por identificar las áreas sensibles de su entorno digital -formularios de inicio de sesión, flujos de pago, API expuestas- y reforzarlas. Las herramientas de seguridad tradicionales ya no son suficientes por sí solas. Una estrategia moderna de mitigación de bots debe incluir protección en capas.

Las herramientas de análisis del comportamiento ayudan a identificar a los usuarios que se comportan con demasiada rapidez, coherencia o de forma poco natural. Las tecnologías de huellas dactilares rastrean características sutiles de dispositivos y navegadores para detectar patrones sospechosos. También es crucial establecer límites de velocidad, bloquear el acceso desde IP de centros de datos conocidos y vigilar las anomalías en el volumen de tráfico o la distribución de las fuentes.

Durante los eventos de alto riesgo, como las entregas de productos o la venta de entradas, pueden activarse estrategias de protección basadas en eventos. Se pueden utilizar salas de espera virtuales, desafíos CAPTCHA e incluso puertas de acceso solo para miembros para ralentizar o filtrar el tráfico, dando a los usuarios auténticos una oportunidad justa y reduciendo la tensión de la infraestructura.


Los CAPTCHA siguen siendo una línea de defensa esencial. Sin embargo, a medida que los robots se vuelven más inteligentes, las soluciones CAPTCHA tradicionales son cada vez más eludidas. Muchas de ellas utilizan ahora la IA para resolver problemas visuales o auditivos, o los transfieren a servicios humanos de resolución de bajo coste.

Por eso es fundamental implantar alternativas más avanzadas y fáciles de usar. Los sistemas CAPTCHA de nueva generación, como los desarrollados por captcha.euvan más allá de las pruebas de imagen estática. Aprovechan las señales de comportamiento, los patrones de interacción y los retos adaptativos para verificar a los usuarios humanos minimizando la fricción. Combinados con otras estrategias de mitigación, los CAPTCHA modernos siguen siendo una poderosa herramienta contra el abuso automatizado.


El informe 2025 Bad Bot Report es una llamada de atención. El tráfico automatizado es ahora la norma, y gran parte de él es malicioso. Los bots atacan en todos los sectores, dispositivos y plataformas, por lo que ninguna empresa es inmune.

La protección de sus activos digitales empieza por reconocer la magnitud de la amenaza y desplegar defensas inteligentes por capas. La supervisión del comportamiento, la toma de huellas dactilares, la limitación de la velocidad y la evolución de herramientas como el CAPTCHA adaptativo deben desempeñar un papel importante. Al adoptar estas defensas, las empresas pueden reducir el riesgo, salvaguardar la confianza de los clientes y mantener una presencia en línea resistente.

En captcha.euEntendemos que la seguridad nunca debe ir en detrimento de la facilidad de uso. Nuestras soluciones CAPTCHA avanzadas y compatibles con la privacidad ayudan a las empresas a adelantarse a las últimas amenazas automatizadas, sin frustrar a los usuarios legítimos. En un Internet cada vez más formado por bots, asegurémonos de que su plataforma siga siendo un espacio para humanos.


¿Qué es un bot malo?

Un bot malicioso es un programa automatizado diseñado para llevar a cabo tareas maliciosas en Internet. A diferencia de los bots buenos (por ejemplo, los rastreadores de motores de búsqueda), los bots malos realizan actividades como el relleno de credenciales, el raspado de datos y el fraude, a menudo imitando el comportamiento humano para eludir la detección.

¿Por qué los bots malos son peligrosos para las empresas?

Los bots malintencionados pueden provocar robos de cuentas, compras falsas, ataques de denegación de servicio y análisis sesgados. También pueden consumir recursos del servidor, interrumpir las operaciones y dañar la confianza de los clientes, con las consiguientes pérdidas económicas y de reputación.

¿Qué porcentaje del tráfico web actual está formado por bots?

Según el Informe 2025 Bad Bot, sobre 51% de todo el tráfico de Internet procede de bots. 37% atribuido a bots maliciosos, un récord que señala a los bots como una fuerza dominante en Internet.

¿Cómo evitan la detección los bots malos?

Se hacen pasar por navegadores populares, utilizan proxies residenciales, explotan API y simulan comportamientos humanos como movimientos del ratón y pulsaciones de teclas. Algunos incluso utilizan IA para eludir CAPTCHAs y herramientas de detección.

¿Qué son los robots evasores?

Los bots evasivos son muy avanzados. Se adaptan rápidamente después de ser bloqueados, rotan las IP, imitan la interacción humana y utilizan tácticas furtivas como tasas de solicitud "bajas y lentas" para evitar que salten las alarmas.

¿Siguen siendo eficaces los CAPTCHA contra los bots?

Sí, pero sólo los CAPTCHA avanzados y adaptables. Aunque los CAPTCHA básicos basados en imágenes se suelen eludir, los CAPTCHA de última generación que utilizan señales de comportamiento y validación sin fricción siguen siendo una capa vital en la mitigación de bots.


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